Tuesday, February 27, 2007

[Chistes] Carta

Querido nieto:

El otro día tuve una experiencia religiosa muy buena, que ahora quiero compartir contigo.

Fui a una librería cristiana y allí encontré una calcomanía para el auto que decía: "TOCÁ LA BOCINA SI AMAS A DIOS"

Dado que había tenido un día muy malo, decidí comprarla y pegarla en el paragolpes trasero de mi auto.

Poco después, alrededor de las 18 y conduciendo el auto con la compañía de tu hermano Jorge, llegué al cruce de las avenidas Corrientes y Callao, que estaba muy complicado porque el tránsito estaba casi atascado por la enorme cantidad de vehículos.

En aquellos momentos la temperatura exterior era de 36 grados, era la hora de salida de las oficinas y los ánimos estaban bastante alterados.

Allí me quedé detenida un rato porque la luz del semáforo estaba en rojo, pensando en el Señor y en como Él es bueno.

No me di cuenta que la luz se había puesto verde, pero entonces descubrí que muchos otros aman también al Señor, porque inmediatamente comenzaron a sonar las bocinas.

La emoción que me embargó en aquellos momentos fue muy grande y quedé realmente impactada.

La persona que estaba detrás de mí auto era sin duda muy religiosa, ya que tocaba la bocina sin parar y me gritaba: ¡DALE, POR EL AMOR DE DIOS!!!

Dirigidos por ese conductor, todos los demás hacían también sonar sus bocinas, mientras yo les sonreía y los saludaba con la mano a través de la ventanilla.

Ahí fue que ví que un muchacho que estaba en un auto azúl me saludaba de una manera muy particular, levantando sólo el dedo medio de la mano.

Entonces le pregunté a tu hermano qué quería significar ese saludo y él me explicó que era un típico gesto hawaiano de paz y buena suerte.


Conmovida por la ternura de ese mensaje, yo saqué mi mano por la ventana y también saludé a todos de la misma manera.

Jorgito se doblaba de la risa, supongo que por la bella experiencia religiosa que estaba viviendo, que para él debía ser toda una novedad, ya que como bien sabes él no es muy afecto al culto.

Dos hombres de un auto cercano se bajaron y por el espejo observé que comenzaron a caminar hacia mi auto, creo que para rezar conmigo o para preguntarme a qué templo asisto.


Pero cuando estaban por llegar fue que vi que la luz del semáforo estaba verde y, entonces, saludé a todos aquellos hermanos y hermanas y pasé la luz.

Luego de cruzar, advertí que el único auto que había podido pasar era el mío, ya que la luz volvió a ponerse en rojo.

No me pude alejar rápidamente, porque me sentí triste de dejarlos allí después de todo el amor que habíamos compartido.

Así que detuve la marcha, me bajé del auto y de manera ostensible, para que me pudieran ver, los saludé a todos con el saludo hawaiano de paz y buena suerte. Después me fui manejando por la Avenida Callao con una inmensa felicidad interior.

¡Ruego a Dios por todos esos buenos hombres y mujeres!!!


Besos.

2 comments:

Fla-q said...

XD !!!

Anonymous said...

Hay muchos que parecen vivir en esa extraña realidad, Padrino.