Saturday, April 05, 2008

Desafio

Llego del trabajo con ansias de salir a despejar la mente, tiro sus ropas en la cama, revolvió sus cajones hasta encontrar esas medias que combinaban con la remera. En el fondo del placard encontró las zapatillas llenas de polvo, meses transcurrieron desde su última salida a correr. El día de hoy se presentó ideal para retomar una vieja costumbre.

Short, medias, zapatillas, remera, llaves. Contaba con todo y nada la detuvo. Entre dos camionetas, dejó su auto y se dispuso a correr. Los primeros pasos fueron simples, el cuerpo no se había olvidado de correr. El tiempo pasaba con cada bocanada de aire, el cansancio se hizo sentir antes de los esperado. No era para sorprenderse el físico estaba inalterado, pero el estado no.

Un día largo de trabajo, lleno de presiones, de esos que uno detesta al fin terminó. Se baja la persiana a ese día y él se dispone a volver a casa. Lo bueno de trabajar en las afueras de una ciudad cosmopolita es que una vez atravesada la puerta de la oficina el entorno te predispone a relajarte al instante. Unos pocos pasos bastaron para comenzar a despejar la mente. Pensamientos sencillos llenaron su mente; que cenar, si era necesario pasar por el mercado, eran las cuestiones más importantes en este momento. Sin darse cuenta había llegado al auto. Lo puso en marcha, encendió el estéreo, bajo los vidrios.

Se había relajado, la brisa tardía entraba por la ventanilla mientras la buena música se escuchaba en el interior. El camino era el habitual, dos cuadras derecho y un giro a la derecha para llegar a la avenida. Derecho hasta que se llega al parque, para luego rodearlo. No había apuro puesto que los semáforos ni el tráfico apuraban el ritmo.

Laura corría su tercera vuelta a aquel parque, cuando en la vera pisa en falso visitando el piso con la gracia de un ave caída. Es en aquel momento cuando al pasar Gonzalo vislumbró la caída. Balisas encendidas, mujer en el piso, auto estacionado. Hola va, hola viene.

- "Estas bien?"
- "Si, estaba corriendo y de golpe me caí."
- "A ver?"
- "Sos doctor?"
- "Si tan solo fueras una máquina... No, sólo estoy acostumbrado a los golpes y caídas"
- "Entonces?"
- "Te podes parar? Vamos que te ayudo."
- "Gracias... "
- "Gonzalo"
- "Gracias Gonzalo, Ay!"
- "Apoyate en mi hombro y te ayudo a caminar "
- "A donde?"
- "Hasta mi auto. Dale, te llevo a que te hagas ver ese tobillo."
- "Gracias, pero no hace falta. Apenas te conozco y ya me queres llevar a no se donde."
- "Jaja jaja no che, que no soy un psicopata violador, Ni que tanto. "
- "Gracias ya estoy un poco mejor. Creo que puedo sola llegar a mi auto."
- "O.K., O.K. Segura?"
- "Si, de nuevo gracias."

Dos caminos cruzados por el destino, se alejaban con pequeñas frases y grandes desconfianzas. Lo evidente se hizo notorio, Laura no podía caminar sin ayuda. Gonzalo la ayudo a llegar a su auto para darse cuenta que la caída produjo algo más que un solo golpe. Ella no podía manejar.

- "Vas a confiar en mi? Vamos te llevo a una guardia médica."
- "Mmm... bueno. Gracias. " - extendiendo su mano - "Laura"




El desafío consta en que quien leyó esta introducción y quiera continuarla lo haga. Las reglas son simples, si acepta, debe pedir que quien comience a leer lo haga desde este lugar. Por mi parte, linkeare la continuación. El objetivo es ver cuan lejos podemos llegar construyendo esta historia.


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